Un grupo de alumnos, sin temor alguno, quiso introducirse en él sin supervisores, pero el profesor de Geografía les dijo que fueran con él. Cuando entraron a la planta subterránea, vieron un aula muy extraña. De detrás de la puerta, que hacía un chirrido irritante, se les cayó encima un esqueleto con muchas arañas pegadas en él. Se fueron corriendo y en ese instante la edificación se volvió a mover y se quedó en el mismo sitio de antes.